Los datos de paro registrados publicados hoy por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) nos muestran que la afiliación a la Seguridad Social ha crecido más de lo que lo había hecho hasta ahora en este pasado mes de mayo. El aumento medio de 237.207 cotizantes con empleo es el más alto de la serie del Ministerio de Empleo. Por el lado del paro registrado los números del mes pasado nos indican qeu hubo 83.738 desempleados menos y la cifra total se redujo hasta los 3,25 millones, la cifra más baja desde diciembre de 2008.

El mes de mayo marca el inicio de la temporada estival, con afiliaciones en la hostelería y un descenso del desempleo en sectores vinculados al turismo. Contratos temporales, a tiempo parcial y que duran horas o días son cada vez más frecuentes en nuestro mercado laboral. Es por ello que los datos del paro en mayo son relativamente positivos, porque se consiguen con temporalidad y con precariedad en la contratación.

El problema es la lógica con la que se crea empleo en este país porque existiendo un porcentaje tan alto de nuevos contratos temporales lo que estamos construyendo es la normalización de la precariedad. De esta forma, el salario medio baja, la deuda sube y la precariedad se normaliza, destruimos derechos y condiciones dignas de vida. Erradicando la precariedad y la temporalidad en el mercado laboral, los puestos de trabajo que se creen serían de calidad y estables. Es hora de impulsar un crecimiento económico para todas las personas, que sea equilibrado y duradero.

¿Cómo conseguirlo? Con la derogación de las dos reformas laborales, cambios en la estructura productiva para generar empleos de calidad, impulsar una negociación colectiva que incremente los salarios, que limite la eventualidad y la parcialidad en las empresas. Es necesario elevar las cotizaciones sociales a la Seguridad Social de los contratos temporales de corta duración, así como las sanciones a las empresas para desincentivar el uso fraudulento de la contratación temporal. Y por supuesto, impedir a las empresas que obliguen a sus empleados a hacerse autónomos (falsos autónomos), práctica ilegal. Además, fomentar no sólo la calidad de empleo, sino también la competitividad, la igualdad de oportunidades y la prevención de riesgos laborales.

Esta situación perjudica más a los jóvenes jóvenes españoles, que sufren en especial la desigualdad en la calidad del empleo y en las retribuciones.

El paro afecta mucho más a los jóvenes que al resto de la población, como demuestran los últimos datos de la EPA. En el tramo de edad de los menores de 25 años, el desempleo se ceba algo más con los hombres que con las mujeres, justo lo contrario de lo que sucede en el resto de población.

Las cifras de paro juvenil en España son las peores de la Unión Europea, tan solo por detrás de Grecia. Pero es que, además, el empleo que consiguen los jóvenes es mucho más precario. En el tramo de menor edad supera el 84%, y el 71% en el siguiente. Solo a partir de los 25 años se iguala la proporción de contrataciones indefinidas y temporales.

Esta precariedad incide en el proyecto de vida de los jóvenes. Los españoles están entre los que más tarde abandonan la casa de los padres. De media, no se deja el hogar familiar hasta los 29 años y 3 meses (algo antes ellas, a los 28, que ellos, a los 30). Tres años más tarde que la media europea, y solo por debajo de Grecia, Italia, Eslovaquia, Macedonia, Croacia y Malta. Los suecos, daneses, luxemburgueses y finlandeses suelen estar fuera de casa de los padres ocho años antes que los españoles.

 

FUENTES:

El País,