El arcoíris de Correos: una inversión de 12.500 € convertida en un impacto de medio millón.

El próximo 28 de junio se celebra el Día del Orgullo Gay o Día del Orgullo LGTBI, por lo que Correos ha decidido sumarse a las celebraciones y rendir homenaje al colectivo, a través del lanzamiento de su primer sello LGTBI. Además del lanzamiento del sello, Correos rotulará con la bandera arcoíris buzones, furgonetas y alguna de sus oficinas.

Sello LGTBI y Paq Orgullo

Para crear el diseño del sello, que cuesta 1€, Correos hace una alusión directa al Pasaje Begoña, en Torremolinos (Málaga), que fue declarado Lugar de Memoria Histórica y cuna de los Derechos y Libertades LGTBI, el año pasado 2019.

Según ha informado Correos en una nota de prensa, el sello se lanza para mostrar su compromiso con el colectivo LGTBI y su apuesta por la diversidad y la lucha contra la discriminación, pero no solo eso, sino que además, la compañía ha puesto en marcha también una serie de acciones en honor a esta fiesta reivindicativa.

Entre estas acciones se encuentra el lanzamiento del “Paq Orgullo”, que incluye el sello, una bandera del orgullo, una postal prepagada y un abanico que en su diseño combina el arcoíris con el famoso logotipo de Correos; un kit que definen como «perfecto para unirse a la celebración». Tanto el sello como el Paq (que cuesta 12 eurosya se pueden comprar en  la Tienda Online de Correos. Además, el sello se distribuirá a través de todas las oficinas principales de Correos en toda España.

Y siendo conscientes de la situación por la pandemia del coronavirus y como las celebraciones del Día del Orgullo de este año van a ser menores, con menos fiestas y menos gente en la calle, la empresa pública ha anunciado que también va a rotular con la bandera arcoíris y el mensaje #NoSoloAmarillo muchos de sus icónicos elementos como buzones, furgonetas y alguna oficina, como la de Chueca (Madrid).

Este año las celebraciones se darán en formato online del 1 al 5 de julio, de modo que es digno de aplaudir la iniciativa de Correos no solo en lo festivo, sino también en lo reivindicativo por la igualdad y la no discriminación de la gente por su orientación sexual, algo que todavía sucede tristemente en algunos países del mundo donde la homosexualidad llega a castigarse incluso con pena de muerte.

¿Gasto público?

En poco más de tres días, la empresa pública ha logrado ser trending topic en redes sociales, que todo el mundo conozca que ha acuñado un sello con la bandera arcoíris y generar un intenso debate sobre la idoneidad o no de la decisión.

El ruido social y mediático provocado por seguidores y detractores, desde influencers a políticos, está generando un gran beneficio a Correos: el impacto generado alcanza el medio millón de euros. Es decir, que si hubieran tenido que gastar dinero en publicidad para obtener el resultado actual, hubieran necesitado invertir dicha cantidad.

Pero, ¿cuánto dinero ha invertido realmente Correos en dar a conocer esta edición especial de un sello homenaje al colectivo LGTBI? La inversión total es de unos 12.500 euros, IVA incluido. Ese dinero ha ido destinado a vinilar nueve buzones de Correos, algo que cuesta unos 165 euros la unidad; vinilar cinco furgonetas de reparto, con un coste de 1.270 euros por vehículo; y ‘decorar’ con vinilos la oficina de Chueca cuyo coste total han sido unos 2.500 euros.

La campaña es una decisión estratégica del grupo, que buscaba un lanzamiento acorde para un producto (el sello homenaje al colectivo LGTBI) que llevaba encima de la mesa de la dirección de Correos algo más de un año. La decisión se adoptó el año pasado y, desde entonces, estaba previsto lanzar el sello de cara a la semana del orgullo de este año.

De hecho, se han vendido ya 15.664 unidades del sello, con unas ventas totales de algo más de 18.964 euros. Es decir, que se ha recuperado ya el dinero invertido para la campaña.

Con estas cifras encima de la mesa, en el entorno de Correos existe cierto malestar por las críticas vertidas por algunos sectores. Sobre todo por la extrema derecha, acusándoles de tratar de difundir ideologías sectarias y despilfarrar el dinero público, cuando la realidad es que la cantidad invertida es ridícula y ya ha sido reintegrada en beneficios.