Cada 3 de febrero se celebra en todo el mundo el Día Internacional del Abogado, con el objetivo de reconocer la labor de los hombres y mujeres de leyes que trabajan para conseguir un mundo más justo.
Se pretende destacar la importancia de los abogados en la defensa jurídica de las personas, tramitación de procesos judiciales y administrativos, asesoría jurídica, y mediación en negociaciones y conflictos de cualquier tipo, entre otras competencias.
Un abogado o abogada es un profesional universitario que ha cursado la Licenciatura o actual Grado en Derecho durante cinco o cuatro años, respectivamente, así como el Máster Universitario de Acceso a la Abogacía, cuya duración alcanza casi los dos años. El abogado debe estar colegiado en el Ilustre Colegio de Abogados que le corresponda, tras haber realizado el examen de acceso a la Abogacía, para poder ejercer su profesión.
Los abogados se encargan de defender los intereses de una de las partes en litigio. Al ser el abogado un profesional específicamente preparado y especializado en cuestiones jurídicas, es el único profesional que puede ofrecer un enfoque adecuado del problema legal que tiene el ciudadano.
Debe destacarse que además de su intervención en el juicio, una función básica y principal del abogado es la preventiva. Con su asesoramiento y una correcta redacción de los contratos, documentos o reclamaciones, pueden evitarse conflictos sociales, de forma que el abogado, más que para los pleitos o juicios, sirve para no llegar a ellos con su mediación extrajudicial.
En la gran mayoría de los procedimientos judiciales es obligatorio comparecer ante los tribunales asistido o defendido por un abogado en calidad de director jurídico, es decir, todo escrito o presentación judicial debe ir firmada por el cliente (o su representante legal, el procurador) y por su abogado, lo cual le garantiza un debido ejercicio del derecho a la tutela judicial efectiva durante el proceso.
Los principios de confianza y buena fe presiden de las relaciones entre el cliente y el abogado, que está sujeto al secreto profesional. El abogado se debe a su cliente, en primer lugar, y debe litigar de manera consciente respecto a la responsabilidad social en la que se halla, con un actuar crítico y equilibrado al servicio de la paz social, en la que colabora con los juzgados y tribunales dentro del sistema judicial.
A través de los Colegios de Abogados u organismos pertinentes, existe el servicio de asistencia jurídica gratuita para aquellos ciudadanos que carecen de medios económicos para pagar los honorarios de un abogado. Son los llamados abogados de oficio o pertenecientes la Turno de Oficio.