Cada año se pierden 58.937 millones de euros en la UE por falsificaciones en 13 sectores económicos considerados vulnerables a las infracciones de los derechos de propiedad intelectual, que son los siguientes: el de cosméticos y artículos para el cuidado personal; el de prendas de vestir, calzado y accesorios; los artículos deportivos; los juguetes y juegos; la joyería y relojería; los bolsos de mano y equipaje; la industria discográfica; las bebidas espirituosas y vinos; los productos farmacéuticos; los pesticidas; los teléfonos inteligentes; y las baterías y neumáticos.

Así lo muestra una investigación de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO) que durante los últimos cinco años ha estudiado este fenómeno. Estas pérdidas son el 7,5% de las ventas. Si se le añade el impacto indirecto, la cifra asciende hasta los 100.000 millones de euros. En el caso de España, las pérdidas anuales por los productos falsos del mercado son de 6.175 millones, lo que significa el 9,3% de las ventas, por encima de la media de la UE.

Estas cifras equivalen a 116 euros por ciudadano al año en el caso de Europa y 133 euros por habitante en España. La contribución a la economía de la UE de las industrias que hacen un uso intensivo de los derechos de propiedad intelectual representa aproximadamente el 42% del PIB (5,7 billones de euros) y el 28% del empleo.

En España, el sector más importante por pérdida de ventas es el de prendas de vestir, con 2.063 millones de euros, lo que equivale al 8,2% de las ventas de estos productos y el 33,4% de las pérdidas totales en el país. Le siguen los medicamentos con 1.432 millones (7,6% del producto) y el 23,1% del total. En el tercer puesto se sitúan los cosméticos, con 933 millones de euros en dinero que se deja de ingresar, el 16,2% total de las ventas del sector.

Pese a que en Europa el ranking tiene el mismo orden, las pérdidas suponen porcentajes más bajos en las ventas totales de cada categoría. Así son el 8,1% en las prendas de vestir vendidas; el 6,6% de los medicamentos; y el 8,9% de los cosméticos comercializados. Además, China se configura como el país que más falsificaciones exporta.

El estudio también analiza el número de empleos que se pierden estos territorios con las falsificaciones. Mientras que en el conjunto de la Unión Europea se generan 434.701 puestos de trabajo menos, en España la cifra es de 40.131, es decir, el 9,23% de los empleos perdidos en la unión.

Este fenómeno crece, además, con el mayor uso de Internet, ya que los modelos de negocio adoptados por los falsificadores hacen un uso considerable de la red para distribuir sus productos y promover el consumo de contenidos digitales ilegales.

Debido al elevado valor asociado a los derechos de propiedad intelectual, la vulneración de tales derechos constituye una actividad delictiva lucrativa, que genera costes significativos para los titulares de los derechos y para la economía en general. Es por ello por lo que la EUIPO lleva a cabo una serie de acciones para afrontar esta práctica ilegal, como colaborar con la Europol con una respuesta a mayor escala; apoyar los esfuerzos de la Comisión Europea para abordar el problema del suministro de productos falsificados en países no pertenecientes a la UE; e informar a los ciudadanos sobre la disponibilidad de ofertas de contenidos digitales legales, entre otros.

La Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea ha estudiado también las actitudes de los ciudadanos de la UE en relación con los derechos de propiedad intelectual y su disposición a consumir artículos ilegales. Así, entre los incentivos para que los consumidores adquieran productos falsificados figuran los precios más bajos, la facilidad de acceso y el reducido nivel de estigmatización social asociada a dichas compras.

Por su parte, el director ejecutivo de la EUIPO, Antonio Campinos, señala que el informe, que esperan publicar anualmente, presenta por primera vez «un panorama completo del impacto económico de la falsificación y la piratería en la economía y la creación de empleo en la UE«. “Mediante nuestra investigación hemos podido mostrar la importante contribución de la propiedad intelectual al crecimiento y al empleo. Esta labor ha disipado cualquier duda que los políticos y los ciudadanos pudieran tener en relación con el valor de la propiedad intelectual y con los perjuicios que se derivan de sus infracciones».

 

FUENTE:

El País.